El estrés laboral ha sido una problemática casi silenciosa desde hace mucho tiempo, ya sea porque quien la padece no logra identificarla plenamente y no habla al respecto o porque, si es expuesta, no se toma con la seriedad que esta enfermedad amerita.
La pandemia del covid-19, entre otras cosas, contribuyó a que el estrés laboral se manifestara de una forma más evidente y generalizada, ganando una atención de la que siempre debió gozar.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), un empleado sometido a circunstancias de estrés y ansiedad puede presentar dificultades para pensar con lógica y afectarlo en la toma de decisiones. Por ende, es alguien que no disfruta de su trabajo y siente un exiguo interés por hacer las cosas bien.
A estos comportamientos se suman los siguientes:
- Sentimientos de temor, enojo, preocupación, tristeza y frustración
- Cambios bruscos de apetito y en los niveles de energía
- Fatiga constante
- Dificultad para concentrarse y conciliar el sueño
- Problemas físicos como dolores de cabeza, cuello y espalda
- Trastornos digestivos y cutáneos
- Aumento de la tensión arterial
- Inicio o incremento en el consumo de sustancias como alcohol, cigarrillo y fármacos.